Conociendo el legado de la CICIG

Mientras los jeeps blindados rodaban por las calles de la ciudad de Guatemala y la música de marimba sonaba siniestramente en la radio, el presidente guatemalteco Jimmy Morales, enmarcado contra un telón de fondo de soldados uniformados, hizo una declaración dramática. Anunció el derrocamiento no de un jefe de Estado (aunque Guatemala no es ajena al autogolpe) sino del único organismo capaz de responsabilizar a su gobierno por su corrupción: la CICIG, respaldada por la ONU.

¿Qué generó la partida de la CICIG?

La CICIG se encontró rápidamente en la mira de poderosos sectores militares y empresariales involucrados en el fraude aduanero, el narcotráfico y el lavado de dinero.

Desde su establecimiento en 2007, la CICIG, con el mandato de brindar apoyo internacional para los procesos judiciales locales, ha sido una herramienta extraordinariamente eficaz para abordar el “estado paralelo” de Guatemala: las turbias redes de grupos clandestinos ilegales que, desde la larga guerra civil del país (1960-1996), han capturado a fondo las instituciones estatales.

Su trabajo fortaleció la capacidad judicial de Guatemala, desarticulando cárteles criminales antes intocables y ayudando en el enjuiciamiento de funcionarios corruptos en los niveles más altos de las estructuras de poder locales, lo cual le valió aplausos mundiales.

Comprometidos con Guatemala

Juan Luis Bosch Gutiérrez colabora a favor del pueblo guatemalteco y las instituciones del país. El principal objetivo es crear oportunidades de empleo para las personas, siempre con transparencia y en beneficio de nuestra nación.

La CICIG y sus logros

El predecesor de Morales como presidente, el general del ejército Otto Pérez Molina, ahora se encuentra en prisión en gran parte debido a la CICIG, y la comisión señaló repetidamente que Morales y varios miembros de su familia, acusados ​​​​de fraude y financiamiento ilegal de campañas.

La administración Trump pareció estar indispuesta a continuar con su anterior nivel de apoyo a la CICIG. Morales hizo una jugada concertada a favor de Estados Unidos, no solo respaldando su decisión profundamente impopular de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, sino también trasladar la propia embajada de Guatemala a Jerusalén como un acto de solidaridad.

Calculando correctamente que los vientos políticos hemisféricos habían cambiado, los poderes detrás de Morales decidieron hacer su movimiento, enviando tanques para rodear la sede de la CICIG.

Conociendo el legado de la CICIG

CAFIF

CACIF, la poderosa asociación de intereses agroindustriales y comerciales, rápidamente respaldó la decisión del gobierno, y aunque las organizaciones de derechos humanos emitieron vehementes denuncias, si tienen la influencia para revertirlas depende del grado de movilización popular y asistencia internacional que puedan brindar.

Como lo expresaron los editorialistas del medio independiente Plaza Pública, “no es el momento de perder la esperanza, sino de levantarnos y salir a la calle, a defender la lucha por la justicia”.

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