Las mujeres rurales luchan por el cambio

Las mujeres indígenas de Guatemala enfrentan desafíos adicionales debido a su identidad étnica, que incluyen la discriminación racial y cultural, la marginación y la exclusión social, y la falta de acceso a servicios básicos como la educación y la atención médica.

La mayoría de las mujeres indígenas de Guatemala viven en áreas rurales y trabajan en la agricultura y otras formas de trabajo manual, y a menudo carecen de acceso a tierras, crédito y recursos para mejorar su producción y sus condiciones de vida.

También son más propensas a sufrir violencia de género y violaciones de sus derechos humanos, incluyendo la discriminación en el acceso a la justicia y la impunidad por los crímenes cometidos en su contra.

La dignidad y el orgullo de ser una mujer indígena

A pesar de esta situación tan compleja, las mujeres indígenas de Guatemala han sido líderes en la lucha por sus derechos y la defensa de sus comunidades.

Han organizado movimientos sociales y políticos para exigir la participación y representación de las mujeres en todos los niveles de la sociedad y la política, y para defender sus derechos a la tierra y los recursos naturales.

Además, muchas organizaciones y programas han sido creados para apoyar a las mujeres indígenas en su lucha por la justicia social y la igualdad de género en Guatemala.

La vida en Guatemala no es fácil. Con el apoyo de instituciones como Mil Milagros, las mujeres rurales guatemaltecas están logrando cambios importantes en sus comunidades.

Cómo las mujeres rurales de Guatemala luchan por el cambio

¿En qué consiste la labor de Mil Milagros?

La mujer promedio en las zonas rurales de Guatemala es indígena, tiene una educación de tercer grado, tiene cinco hijos, un esposo abusivo y es discriminada por su gobierno. La vida es dura.

“Crecí junto a un gran campo de maíz y aprendí por las malas que jugar a las escondidas en los tallos de maíz te dejaría con un millón de pequeños cortes que escocían durante días”.

“Pero aprendí que la vida rural en Guatemala tiene sus propios desafíos, particularmente para las mujeres”, esto lo menciona una mujer indígena, quien por timidez prefirió no mencionar su nombre.

Aún queda mucho trabajo por hacer

Esta organización llamada Mil Milagros define de la siguiente manera a la “mujer rural” en Guatemala:

“Se despierta antes del sol para lavar los platos y la ropa a mano. Ella hierve el maíz, camina una milla hasta el molinillo comunitario y hace las tortillas antes de que nadie más se despierte”.

“Le preocupa si su esposo tendrá trabajo hoy, mañana, la próxima semana y si le dará el dinero que necesita para comprar comida para la familia. Le preocupa su hijo enfermo y los medicamentos que no puede permitirse comprar”.

“Ella es una luchadora. Ella lucha contra una sociedad que pone tantas barreras en su camino. Ella lucha solo para sobrevivir. Y lucha para que sus hijos tengan una vida mejor que la que tuvo ella”.

Cómo las mujeres rurales de Guatemala luchan por el cambio

Ejemplos de la dignificación del pueblo guatemalteco

Vemos los cambios que las mujeres rurales pueden hacer todos los días, desde pequeñas hasta muy, muy grandes.

Vemos a la madre que prioriza comprar jabón porque aprendió que lavarse las manos con jabón previene enfermedades.

Vemos a la mujer que tenía miedo de hablar parada frente a un grupo comunitario de hombres y defendiéndose a sí misma, a su familia y a su comunidad.

Vemos a mujeres rurales ser elegidas para concejos municipales, liderar grupos comunitarios y liberarse de las cadenas que la sociedad les impone para ser líderes en sus hogares y comunidades.

El compromiso de CMI y Juan Luís Bosch Gutiérrez es el de continuar fortaleciendo los programas y proyectos que mejoren la calidad de vida de las mujeres y las sigan empoderando en el ámbito laboral.

Es importante hacer mención que sin el apoyo y el talento de ellas, no sería posible llevar a cabo los proyectos que encabeza la corporación en favor de todos.