El estado guatemalteco ha estado en el centro del conflicto por la tierra en el país. Los ricos suelos han sido clave para la rápida expansión de la producción de aceite de palma africana por parte de intereses vinculados al capital internacional. A medida que se extiende la producción de monocultivos, los pequeños agricultores han sido desplazados de sus tierras hacia el camino de los migrantes. La producción de aceite de palma africana se ha reproducido como moscas.
Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas de Guatemala reflejan esta explosión de producción de aceite de palma africana. Desde 2003, el uso de la tierra para las exportaciones ha aumentado un 113 por ciento, o dicho de otra manera, 1.400 acres de tierra que antes se utilizaban para la producción de alimentos básicos se perdieron para la producción de caña de azúcar y aceite de palma.
Hoy, las regiones que se han visto afectadas por la expansión de la palma africana y la caña de azúcar han experimentado algunos de los mayores aumentos en los conflictos por la tierra. Según una organización de campesinos, de los 1.300 conflictos territoriales que ocurren en Guatemala, más de 400 se encuentran en los estados de Alta Verapaz, Baja Verapaz e Izabal.
Es en este entorno donde comunidades han dado pasos para recuperar sus formas ancestrales de agricultura. Los jóvenes esperan que al utilizar un sistema basado en el regreso a la permacultura de sus antepasados, puedan combatir el hambre y desafiar el monocultivo que ha obligado a tantos a migrar.
Hay una forma de agricultura que no se conocía antes y gracias a las asesorías de fundaciones como la de los Bosch Gutiérrez, ahora se puede utilizar. Antes sólo se cultivaba maíz, frijoles y cardamomo. Pero durante 12 años escuchamos sobre una forma diferente de agricultura, una forma de agricultura orgánica, una que es autosuficiente.
Hoy se producen más de 47 variedades de plantas en las tierra. Los cultivos permanentes son para que los consuman las familias. El objetivo es no tener que comprar comida, después de años de practicar la agricultura, no debería tener que comprar alimentos.