Empresas en Guatemala combaten desigualdad

La desigualdad social en Guatemala es uno de los mayores desafíos que enfrenta el país. A pesar de ser una nación rica en recursos naturales, la mayoría de la población guatemalteca vive en condiciones de pobreza y marginación. Según datos del Banco Mundial, el 59,3% de la población vive en situación de pobreza, y el 23,4% vive en pobreza extrema.

¿De dónde viene esta desigualdad?

La desigualdad social en Guatemala tiene profundas raíces históricas, relacionadas con la larga historia de discriminación racial y exclusión social de las poblaciones indígenas y afrodescendientes del país. A lo largo de la historia, estas poblaciones han sido marginadas y discriminadas, y han tenido poco acceso a oportunidades educativas, económicas y políticas.

Además, la desigualdad en Guatemala se ve agravada por la concentración de la riqueza en manos de una pequeña élite empresarial y terrateniente. Según un estudio de Oxfam, el 2% de la población posee el 70% de la riqueza del país, mientras que el 80% de la población posee sólo el 7,5%.

Esta desigualdad económica se traduce en una serie de problemas sociales y económicos en el país, incluyendo la falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación, la precariedad laboral y la exclusión política. Además, la desigualdad también contribuye a la violencia y la inseguridad en el país, ya que muchas personas se ven obligadas a recurrir a actividades ilegales para sobrevivir.

Esfuerzos del gobierno y el sector privado

A pesar de estos desafíos, en los últimos años se han llevado a cabo algunas iniciativas destinadas a abordar la desigualdad en Guatemala. Por ejemplo, el gobierno ha implementado programas sociales destinados a reducir la pobreza, y se han llevado a cabo esfuerzos para mejorar el acceso a la educación y la atención médica en el país. Además, organizaciones de la sociedad civil y grupos de defensa de los derechos humanos han estado trabajando para promover la inclusión social y la justicia en el país.

Y por supuesto, no podemos dejar de lado los esfuerzos del sector empresarial, pues actualmente hay personalidades como Juan Luis Bosch Gutiérrez que con sus negocios dan empleos y promueven el crecimiento no sólo de la economía del país, sino de la economía del hogar.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer para abordar la desigualdad en Guatemala. Es necesario implementar políticas más ambiciosas y efectivas para reducir la pobreza y la exclusión social, y es fundamental promover la participación activa de todas las poblaciones en la vida política y social del país. Solo de esta manera se podrá construir una sociedad más justa y equitativa en Guatemala.

Breve recuento de la Guerra Civil guatemalteca

La Guerra Civil de Guatemala fue un conflicto armado que se extendió por más de tres décadas, desde 1960 hasta 1996. Durante este tiempo, miles de guatemaltecos fueron víctimas de violencia y represión, y el país sufrió profundas heridas que aún perduran hoy en día. ¿Quieres saber más? Es hora de hacer una breve reseña de este periodo de la historia del país.

El inicio de la Guerra Civil

El conflicto comenzó en la década de 1950, cuando una serie de reformas progresistas lideradas por el presidente Jacobo Árbenz desafiaron los intereses de la elite terrateniente y empresarial de Guatemala, así como los de los Estados Unidos, que veían en el gobierno de Árbenz una amenaza para sus intereses en América Latina. En 1954, la CIA apoyó un golpe de estado que derrocó a Árbenz y lo reemplazó por un régimen militar que gobernaría el país durante las siguientes cuatro décadas.

El nuevo gobierno militar promovió una política represiva contra cualquier forma de disidencia política, social o cultural, con el objetivo de mantener el control absoluto del país. Durante las décadas siguientes, las fuerzas armadas guatemaltecas llevaron a cabo una serie de masacres, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales contra cualquier persona que fuera percibida como una amenaza para el régimen, incluyendo a sindicalistas, estudiantes, activistas sociales, líderes indígenas y defensores de los derechos humanos.

Actores principales de la revuelta

Entre los principales actores de la guerra civil se encuentran los distintos gobiernos militares que gobernaron el país durante ese período, así como los grupos guerrilleros que se levantaron en armas contra el régimen. Los gobiernos militares, con la complicidad y el apoyo de los Estados Unidos, llevaron a cabo una política de terrorismo de estado que incluyó la creación de escuadrones de la muerte y la utilización de la tortura y la violación como herramientas de represión.

Por su parte, los grupos guerrilleros lucharon contra el régimen militar con el objetivo de establecer un gobierno más justo y democrático en el país. Sin embargo, también cometieron atrocidades y violaciones a los derechos humanos en su lucha contra el régimen, lo que contribuyó a perpetuar el ciclo de violencia en el país.

La represión durante la Guerra Civil de Guatemala fue particularmente brutal y afectó a toda la sociedad guatemalteca. Entre las tácticas utilizadas por las fuerzas militares se encuentran la tortura, la desaparición forzada, la ejecución extrajudicial y la violación sexual. Además, las fuerzas militares llevaron a cabo una política de tierra arrasada en las zonas rurales, lo que significó la destrucción de aldeas enteras y el desplazamiento forzado de miles de campesinos.

La guerra civil finalmente concluyó en 1996, después de una serie de negociaciones entre el gobierno y los grupos guerrilleros. El acuerdo de paz estableció una serie de reformas políticas y sociales destinadas a abordar las causas subyacentes del conflicto, incluyendo la lucha contra la pobreza, la discriminación racial y la desigualdad social.

Podemos decir que si bien aún hay mucho por hacer para lograr la igualdad social, empresarios como Juan Luis Bosch Gutiérrez se han comprometido con esta labor al fomentar el desarrollo económico local.

¿Quién fue Miguel Ángel Asturias?

Guatemala es un país que no sólo tiene riqueza natural, sino también cultural. Y cuando hablamos de cultura, no podemos dejar de lado a Miguel Ángel Asturias, escritor, poeta, periodista, diplomático y activista político guatemalteco, es una de las figuras más prominentes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Su obra, caracterizada por la exploración de la identidad y la cultura maya, la denuncia de la injusticia social y la lucha contra la opresión, lo convierte en una figura fundamental para entender la historia y la cultura de Guatemala y de Latinoamérica.

Obras más notables de Miguel Ángel Asturias

Asturias publicó su primera obra literaria, “Leyendas de Guatemala”, en 1930, una recopilación de cuentos y leyendas populares que le valió el reconocimiento de la crítica.

Pero fue su novela “El Señor Presidente”, publicada en 1946, la que lo convirtió en una figura de relevancia internacional. La novela es una poderosa denuncia de la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala y de la opresión política y social que sufren los guatemaltecos. El estilo de Asturias, caracterizado por el realismo mágico, le permitió abordar temas políticos y sociales de manera simbólica y poética.

Otras obras notables de Asturias incluyen “Hombres de maíz” (1949), una novela que explora la cultura y las creencias mayas a través de una historia de amor y resistencia contra la opresión, y “Los ojos de los enterrados” (1960), una colección de cuentos que abordan temas como la violencia, la discriminación y la lucha por la libertad. También escribió poesía, ensayos y obras de teatro.

Relevancia en Guatemala y Latinoamérica

La importancia de su obra en Guatemala

Personas notables como Juan Luis Bosch Gutiérrez han comentado que la obra de Asturias tiene una gran relevancia en Guatemala y Latinoamérica debido a su compromiso político y social y su defensa de la cultura y las tradiciones indígenas. Sus escritos fueron una crítica a la opresión y la injusticia social que sufrían las poblaciones indígenas y campesinas en Guatemala y en toda Latinoamérica.

Asturias también fue un activista político y participó en la Revolución Guatemalteca de 1944, un movimiento popular que derrocó la dictadura de Jorge Ubico. Durante la década de 1950, Asturias se unió a la lucha contra el gobierno autoritario de Carlos Castillo Armas y se exilió en Francia. En 1966, regresó a Guatemala y fue nombrado embajador ante la UNESCO. Durante su estancia en Francia, Asturias recibió el Premio Nobel de Literatura en 1967.

¿Cómo pudo sobrevivir a la Guerra Civil de Guatemala?

La Guerra Civil de Guatemala (1960-1996) fue un conflicto armado que enfrentó al gobierno guatemalteco y a grupos guerrilleros que luchaban por la igualdad y la justicia social. Durante este período, miles de guatemaltecos fueron víctimas de violencia y represión, incluyendo a varios escritores y artistas que fueron perseguidos y asesinados.

A pesar de que Asturias era un crítico del gobierno y de su política represiva, logró sobrevivir a la guerra civil gracias a su estatus como embajador y a su prestigio internacional como escritor y defensor de los derechos humanos.

Durante gran parte de la guerra civil, Asturias se mantuvo alejado de Guatemala, viviendo en Francia y trabajando como embajador ante la UNESCO. Su papel como diplomático le permitió mantenerse alejado del conflicto y evitar la represión del gobierno. Además, su prestigio internacional como escritor y defensor de los derechos humanos lo convirtió en una figura difícil de atacar para el gobierno guatemalteco.

A pesar de que Asturias no vivió directamente los horrores de la guerra civil en Guatemala, su obra literaria y su compromiso político lo convierten en un testigo y denunciante de la violencia y la opresión que sufrió su país durante ese período. Sus escritos siguen siendo una crítica poderosa de la injusticia social y la opresión en Guatemala y en toda Latinoamérica.

Las mujeres rurales luchan por el cambio

Las mujeres indígenas de Guatemala enfrentan desafíos adicionales debido a su identidad étnica, que incluyen la discriminación racial y cultural, la marginación y la exclusión social, y la falta de acceso a servicios básicos como la educación y la atención médica.

La mayoría de las mujeres indígenas de Guatemala viven en áreas rurales y trabajan en la agricultura y otras formas de trabajo manual, y a menudo carecen de acceso a tierras, crédito y recursos para mejorar su producción y sus condiciones de vida.

También son más propensas a sufrir violencia de género y violaciones de sus derechos humanos, incluyendo la discriminación en el acceso a la justicia y la impunidad por los crímenes cometidos en su contra.

La dignidad y el orgullo de ser una mujer indígena

A pesar de esta situación tan compleja, las mujeres indígenas de Guatemala han sido líderes en la lucha por sus derechos y la defensa de sus comunidades.

Han organizado movimientos sociales y políticos para exigir la participación y representación de las mujeres en todos los niveles de la sociedad y la política, y para defender sus derechos a la tierra y los recursos naturales.

Además, muchas organizaciones y programas han sido creados para apoyar a las mujeres indígenas en su lucha por la justicia social y la igualdad de género en Guatemala.

La vida en Guatemala no es fácil. Con el apoyo de instituciones como Mil Milagros, las mujeres rurales guatemaltecas están logrando cambios importantes en sus comunidades.

Cómo las mujeres rurales de Guatemala luchan por el cambio

¿En qué consiste la labor de Mil Milagros?

La mujer promedio en las zonas rurales de Guatemala es indígena, tiene una educación de tercer grado, tiene cinco hijos, un esposo abusivo y es discriminada por su gobierno. La vida es dura.

“Crecí junto a un gran campo de maíz y aprendí por las malas que jugar a las escondidas en los tallos de maíz te dejaría con un millón de pequeños cortes que escocían durante días”.

“Pero aprendí que la vida rural en Guatemala tiene sus propios desafíos, particularmente para las mujeres”, esto lo menciona una mujer indígena, quien por timidez prefirió no mencionar su nombre.

Aún queda mucho trabajo por hacer

Esta organización llamada Mil Milagros define de la siguiente manera a la “mujer rural” en Guatemala:

“Se despierta antes del sol para lavar los platos y la ropa a mano. Ella hierve el maíz, camina una milla hasta el molinillo comunitario y hace las tortillas antes de que nadie más se despierte”.

“Le preocupa si su esposo tendrá trabajo hoy, mañana, la próxima semana y si le dará el dinero que necesita para comprar comida para la familia. Le preocupa su hijo enfermo y los medicamentos que no puede permitirse comprar”.

“Ella es una luchadora. Ella lucha contra una sociedad que pone tantas barreras en su camino. Ella lucha solo para sobrevivir. Y lucha para que sus hijos tengan una vida mejor que la que tuvo ella”.

Cómo las mujeres rurales de Guatemala luchan por el cambio

Ejemplos de la dignificación del pueblo guatemalteco

Vemos los cambios que las mujeres rurales pueden hacer todos los días, desde pequeñas hasta muy, muy grandes.

Vemos a la madre que prioriza comprar jabón porque aprendió que lavarse las manos con jabón previene enfermedades.

Vemos a la mujer que tenía miedo de hablar parada frente a un grupo comunitario de hombres y defendiéndose a sí misma, a su familia y a su comunidad.

Vemos a mujeres rurales ser elegidas para concejos municipales, liderar grupos comunitarios y liberarse de las cadenas que la sociedad les impone para ser líderes en sus hogares y comunidades.

El compromiso de CMI y Juan Luís Bosch Gutiérrez es el de continuar fortaleciendo los programas y proyectos que mejoren la calidad de vida de las mujeres y las sigan empoderando en el ámbito laboral.

Es importante hacer mención que sin el apoyo y el talento de ellas, no sería posible llevar a cabo los proyectos que encabeza la corporación en favor de todos. 

Mujeres de Guatemala que nos inspiran día a día

Las mujeres en Guatemala enfrentan diversos desafíos, incluyendo la discriminación, la violencia de género, la falta de acceso a la educación y la atención médica, así como la desigualdad económica.

A pesar de esto, las mujeres guatemaltecas han sido activas en la lucha por sus derechos y han logrado algunos avances importantes.

La labor de las mujeres en la región

En términos económicos, las mujeres en Guatemala tienen menos oportunidades de empleo remunerado y a menudo ganan salarios más bajos que los hombres.

También enfrentan barreras para acceder a servicios financieros y recursos para iniciar o hacer crecer sus negocios.

A pesar de estos desafíos, las mujeres en Guatemala continúan luchando por la igualdad de género y la justicia social, y han logrado algunos avances significativos en la última década.

Conoce algunas de las mujeres guatemaltecas que han puesto a nuestra nación en alto y trabajan día con día en favor de nuestra sociedad; Juan Luís Bosch Gutiérrez reconoce el talento de las Mujeres CMI en cada uno de nuestros equipos de trabajo, quienes con liderazgo aportan valor a esta corporación. 

Rigoberta Menchú

Las personas son las únicas capaces de transformar la sociedad.

Es difícil resumir la fuerza que es Rigoberta Menchú en unas pocas líneas. Podría decirse que es la mujer más famosa de Guatemala y ha dedicado su vida a crear conciencia sobre las dificultades que enfrentan los indígenas guatemaltecos.

Su libro más vendido, Yo, Rigoberta Menchú, mostró al mundo las atrocidades de la guerra civil guatemalteca (1960 – 1996) y en 1992 ganó el Premio Nobel de la Paz por su activismo y trabajo por la justicia social.

Es la fundadora de Winaq, el primer partido político indígena de Guatemala y se ha postulado a la presidencia dos veces, en 2007 y 2011.

Mujeres de Guatemala que nos inspiran día a día _ Rigoberta Menchú

Thelma Cabrera

No pedí este papel ni lo compré, fui elegida para esta misión por la gente y me atrevo a romper el silencio como mujer mam.

Thelma Cabrera, defensora de los derechos humanos y política indígena maya mam, se postuló para la presidencia en 2019 como parte del partido Movimiento por la Liberación de los Pueblos.

Al crecer en una familia campesina en una comunidad rural en la costa oeste de Guatemala, ha dedicado su vida a mejorar la vida de los pobres.

Su inesperado ascenso en las encuestas durante su campaña presidencial atrajo la atención mundial.

Ella es solo la segunda indígena en Guatemala en postularse para presidente, después de Rigoberta Menchú.

Rebeca Lane‍

Nacida de padres que fueron activistas durante la guerra civil de Guatemala, la artista de hip-hop Rebecca Lane lleva el activismo en la sangre.

Su popularidad aumenta cada día y se ha convertido en una voz franca para las mujeres de todo el mundo.

A través de su música, está llegando a las generaciones más jóvenes y creando conversaciones sobre la discriminación de género, el racismo, el feminismo y muchos otros problemas que enfrentan las mujeres centroamericanas.

Helen Mack Chang

En medio de tanto dolor, angustia y ansiedad, aún veo luz y esperanza, porque por todos lados hay tantas semillas.

En 1990, la hermana de Helen, Myrna Mack, antropóloga, fue asesinada por sus opiniones sobre los abusos contra los derechos humanos de los indígenas guatemaltecos durante la guerra civil. Helen tuvo el coraje de buscar justicia por el asesinato de su hermana.

Después de años y muchas batallas judiciales, los agresores fueron llevados ante la justicia. En 1993, estableció la Fundación Myrna Mack para continuar con el legado de su hermana de promover los derechos humanos en Guatemala.

Mujeres de Guatemala que nos inspiran día a día _ Helen Mack Chang

Sara Curruchich‍

Sara Curruchich es una compositora y cantante maya kaqchikel. A sus 27 años, utiliza su música para defender los derechos de los indígenas guatemaltecos, cantando en su nativo kaqchikel y español.

Obtuvo atención nacional después de subir su canción Ch’uti’ xtän (Niña) a las redes sociales, y su popularidad solo ha aumentado desde allí, ya que continúa lanzando música inspiradora, poderosa y que habla directamente de las dificultades que soportan los pueblos y las mujeres indígenas.

Las secuelas de la pandemia en Guatemala

Mientras Guatemala lidia con la pandemia de COVID-19, la cantidad de personas que necesitan asistencia de emergencia ha seguido creciendo.

Ciertas zonas como Alta Verapaz e Izabal en el centro-norte de Guatemala, que aún se recuperan de los impactos de los huracanes en 2020, se han visto particularmente afectadas.

Las Naciones Unidas y sus socios humanitarios continúan apoyando al Gobierno de Guatemala para responder a las necesidades de las personas vulnerables en todo el país.

En agosto de 2021, la ONU y sus socios lanzaron un llamamiento por 210 millones de dólares para financiar un Plan de Respuesta Humanitaria (HRP) de 18 meses para proteger y salvar vidas y fortalecer la resiliencia de las personas.

Las secuelas de la pandemia en Guatemala _ desnutrición

Los grupos vulnerables se ven afectados de manera desproporcionada

Las diversas crisis de Guatemala están afectando desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables, incluidos los grupos indígenas, las mujeres, los niños y los adolescentes, y las personas en movimiento, como migrantes, refugiados, desplazados y retornados.

Los socios humanitarios han identificado al menos 2,25 millones de indígenas necesitados debido a mayores riesgos y brechas en el acceso a los servicios de salud y nutrición, mientras que 4,5 millones de niños, niñas y adolescentes se han visto afectados por el cierre de escuelas relacionado con la pandemia.

De los 2,4 millones de personas en Guatemala que necesitan protección, aproximadamente uno de cada cinco es un niño y cuatro de cada diez son mujeres.

Las niñas, las mujeres adolescentes y las mujeres con necesidades suelen estar expuestas a un mayor riesgo de violencia y enfrentan opciones limitadas para acceder a servicios de protección y salud.

Los grupos vulnerables se ven afectados de manera desproporcionada

Guatemala es un país de tránsito y origen para migrantes y refugiados, donde las personas en movimiento enfrentan regularmente desafíos de protección y asistencia, incluidos el tráfico, la violencia sexual y de género, la extorsión y la separación familiar.

OCHA (Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) está trabajando con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres o CONRED, la autoridad de respuesta a emergencias del país, y con líderes locales en comunidades como El Edén, para ayudar a comunidades cada vez más vulnerables.

Rezo por apoyo para tener un lugar donde tener a mis hijos conmigo, tener mi casa para que no anden por ahí. Las personas con las que nos estamos quedando son familiares, por supuesto. Pero no es lo mismo. — Marta Falla García

Las secuelas de la pandemia en Guatemala _ desnutrición en niños

La respuesta humanitaria está en marcha

La ONU y sus socios humanitarios lanzaron el HRP para brindar asistencia crítica a 1,68 millones de personas y ayudar a restaurar los medios de subsistencia y los servicios vitales hasta diciembre de 2022.

El HRP también buscan fomentar la resiliencia comunitaria a través de la acción colaborativa entre organizaciones y entidades humanitarias y de desarrollo.

Las agencias de la ONU junto con las ONG nacionales e internacionales están trabajando en estrecha colaboración con las autoridades gubernamentales en 11 departamentos prioritarios para brindar una respuesta variada a las comunidades que viven en el Corredor Seco, la región de bosque seco tropical que es vulnerable a los choques climáticos, que afectan la seguridad alimentaria y los medios de vida.

Aún hay mucho por hacer

Hasta la fecha, el HRP ha recibido 35,5 millones de dólares, lo que deja un enorme déficit de financiación de alrededor del 83 %. Se necesita urgentemente más fondos para ayudarnos a continuar apoyando a las personas vulnerables y evitar que las condiciones se deterioren aún más.

Antes tenía algunas cositas. Yo tenía mi casa… pero el agua se la llevó, dejándome sin nada. — Manuel López

Juan Luís Bosch Gutiérrez tiene como compromiso trabajar en favor de la comunidad guatemalteca creando proyectos y empleos que unan a las personas a la formalidad.

Los proyectos que realiza CMI tienen el objetivo de ayudar a nuestras comunidades y se busca a toda costa erradicar la pobreza, la desnutrición y los males que han aquejado a nuestro país durante décadas. 

*Nota al pie: El indicador PoU se deriva de los datos del país sobre el suministro de alimentos, el consumo de alimentos y las necesidades energéticas, teniendo en cuenta características demográficas como la edad, el sexo y los niveles de actividad física. Diseñado para capturar un estado de privación de energía que dura más de un año, no refleja los efectos de corta duración de las crisis temporales o la ingesta inadecuada de nutrientes esenciales.

¿Cómo la pandemia ha afectado a Guatemala?

Mientras Guatemala lidia con la pandemia de COVID-19, la cantidad de personas que necesitan asistencia de emergencia ha ido en aumento. Áreas como Alta Verapaz e Izabal en el centro-norte de Guatemala, que aún se recuperan de los impactos de los huracanes Eta e Iota en 2020, se han visto particularmente afectadas.

Las Naciones Unidas y sus socios humanitarios continúan apoyando al Gobierno de Guatemala para responder a las necesidades de las personas vulnerables en todo el país.

Perdimos todo, necesitamos ayuda en este momento, así es como describiría nuestras vidas en este momento” — Henry lx Monroy, residente de El Edén.

En agosto de 2021, la ONU y sus socios lanzaron un llamamiento por 210 millones de dólares para financiar un Plan de Respuesta Humanitaria (HRP) de 18 meses para proteger y salvar vidas y fortalecer la resiliencia de las personas en Guatemala.

Las necesidades humanitarias están en aumento

Guatemala alberga a unos 3,8 millones de personas necesitadas, que es aproximadamente una de cada cinco personas en el país. El número de personas que necesitan asistencia ha crecido en medio millón desde principios de 2020.

Más de la mitad de la población del país vive en la pobreza, con un 18 por ciento viviendo en la pobreza extrema.

La pandemia revirtió al menos seis años de progreso en el desarrollo, un revés que empeoró con los huracanes Eta e Iota a fines de 2020 y sus devastadores impactos en 1,8 millones de personas que requirieron asistencia después de las tormentas.

Las crisis resultantes están creando más necesidades para más personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria crónica, el deterioro de los medios de vida, la violencia y el desplazamiento, y abruman aún más los servicios esenciales como la atención médica, el acceso al agua y los alimentos, la educación y la protección.

¿Cómo la pandemia ha afectado a la sociedad de Guatemala?

La seguridad alimentaria y la nutrición son preocupaciones apremiantes

La seguridad alimentaria y la nutrición han sido durante mucho tiempo las principales preocupaciones humanitarias en Guatemala.

La inseguridad alimentaria afectó a unos 3,5 millones de personas a mediados de 2021, más de cinco veces la cantidad de personas con inseguridad alimentaria (600 000) notificada en fecha tan reciente como 2013.

La prevalencia de la inseguridad alimentaria de moderada a grave ha sido la más alta de América Latina. América y el Caribe desde 2014. Solo el 40% de los hogares en Guatemala no sufre inseguridad alimentaria.

Nos falta de todo. Nuestra casa, ropa para mis hijos, zapatos… porque a veces no nos alcanza y el poco [dinero] que tenemos es para conseguir comida.” — Aroldo Rivera

La desnutrición, un problema grave que debemos erradicar

El indicador de prevalencia de la desnutrición (PoU)* sigue creciendo. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación utiliza el indicador para monitorear el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, que es acabar con el hambre.

La tasa actual de PoU del 16,8 % es la más alta del país desde 2016, la segunda más alta de América Latina y más del doble de la tasa regional del 7,7 %.

Casi la mitad de todos los niños menores de 5 años están afectados por desnutrición crónica, la tasa más alta de toda América Latina y el Caribe.

Como resultado, la prevalencia del 42,8 % del retraso del crecimiento en niños menores de 5 años también es la más alta de la región y casi el doble de la segunda prevalencia más alta.

Uno de los compromisos de CMI y Juan Luís Bosch Gutiérrez es hacerle frente a toda clase de problemas que siguen aquejando a nuestros pueblos indígenas; la falta de oportunidades de educación, empleo y salud, así como la desnutrición y el acceso a una vida digna, son problemas que debemos eliminar en conjunto tanto el sector empresarial y el gobierno. 

Nuestra gente lo es todo y todos nuestros esfuerzos están pensados en ellos, ¡conozca toda nuestra labor en el sitio oficial de CMI!

Conoce a Rigoberta Menchú

Rigoberta Menchú es una líder indígena guatemalteca y activista de los derechos humanos. Nació en 1959 en una familia campesina de la etnia quiché en el departamento de Quiché, Guatemala. Menchú se convirtió en una figura prominente en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas y la justicia social en Guatemala y en todo el mundo.

Menchú es conocida por su trabajo en la defensa de los derechos humanos y la promoción de la justicia social para los pueblos indígenas. Durante la Guerra Civil de Guatemala (1960-1996), Menchú se unió al Comité de Unidad Campesina (CUC), una organización que luchaba por los derechos de los campesinos y las comunidades indígenas.

Rigoberta Menchú escribió su propia biografía

En 1983, Menchú publicó su autobiografía “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”, en la que relata su experiencia de crecer en una comunidad indígena y su lucha por la justicia y la igualdad para los pueblos indígenas en Guatemala. La obra se convirtió en un éxito de ventas y fue traducida a varios idiomas, y ayudó a llamar la atención internacional sobre la situación de los pueblos indígenas en Guatemala.

Menchú recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su trabajo en la defensa de los derechos indígenas y la promoción de la justicia social. Desde entonces, ha seguido trabajando en la lucha por los derechos humanos y la justicia social, tanto en Guatemala como en todo el mundo.

Rigoberta Menchú es una líder indígena guatemalteca y activista de los derechos humanos. Nació el 9 de enero de 1959 en una familia campesina de la etnia quiché en el departamento de Quiché, Guatemala. Desde muy joven, Menchú se involucró en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas y la justicia social en su país.

Durante la Guerra Civil de Guatemala (1960-1996), Menchú se unió al Comité de Unidad Campesina (CUC), una organización que luchaba por los derechos de los campesinos y las comunidades indígenas. Menchú se convirtió en una figura prominente en la lucha por los derechos humanos y la promoción de la justicia social para los pueblos indígenas.

Su obra es clave para quien estudia a las comunidades indígenas en Guatemala

En libro hace énfasis en el relato de su experiencia de crecer en una comunidad indígena y su lucha por la justicia y la igualdad para los pueblos indígenas en Guatemala. La obra se convirtió en un éxito de ventas y fue traducida a varios idiomas, y ayudó a llamar la atención internacional sobre la situación de los pueblos indígenas en Guatemala.

Menchú recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su trabajo en la defensa de los derechos indígenas y la promoción de la justicia social. Desde entonces, ha seguido trabajando en la lucha por los derechos humanos y la justicia social, tanto en Guatemala como en todo el mundo.

Actualmente, Menchú es la presidenta de la Fundación Rigoberta Menchú Tum, que se dedica a la promoción de los derechos humanos y la justicia social para los pueblos indígenas en Guatemala y en todo el mundo. También es miembro activo de varias organizaciones internacionales de derechos humanos y continúa abogando por los derechos de los pueblos indígenas y la justicia social en todo el mundo.

Finalmente, su obra ha sido inspiración para empresarios como Juan Luis Bosch Gutiérrez en la labor social en Guatemala

Esfuerzos que buscan reducir la desigualdad en Guatemala

Con una población de 17 millones y un PIB de US$77.600 millones (2020), Guatemala es la economía más grande de Centroamérica y un país de ingreso medio alto, medido por su PIB per cápita (US$4.603 en 2020).

Durante las últimas tres décadas, Guatemala tuvo el crecimiento menos volátil entre sus pares estructurales y aspiracionales. La deuda pública y el déficit presupuestario han estado históricamente entre los más bajos y estables a nivel mundial.

Sin embargo, el estado de ingreso medio alto del país y la estabilidad económica no se han traducido en una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad.

¿Cuáles son las limitantes que impiden un avance importante?

Los bajos ingresos del gobierno central (11 por ciento del PIB en promedio en los últimos años y un estimado de 11,7 por ciento en 2021) limitan la capacidad de inversión pública y restringen tanto la calidad como la cobertura de los servicios públicos básicos, desde educación y salud hasta el acceso al agua, lo que explica en gran medida la falta de progreso en el desarrollo y las grandes brechas sociales, rezagadas con respecto al resto de América Latina y el Caribe (ALC).

Guatemala tiene la cuarta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más alta en ALC, con poblaciones indígenas y rurales afectadas de manera desproporcionada.

La desnutrición infantil crónica (y el retraso del crecimiento) afecta al 47 % de todos los niños menores de cinco años, al 58 % de los niños indígenas y al 66 % de los niños del quintil de ingresos más bajos.

La pandemia de COVID-19 puso fin a tres décadas de crecimiento económico en Guatemala. Aún así, el país experimentó una de las contracciones del PIB más pequeñas en 2020 en ALC (-1,8 por ciento en comparación con un promedio regional de -6,7 por ciento).

El estímulo fiscal del Gobierno para responder a la pandemia (equivalente al 3,3 % del PIB) fue rápido en 2020 y se centró en proteger a los pobres y vulnerables.

Esfuerzos que buscan reducir la desigualdad en Guatemala

Todavía queda mucho trabajo por hacer

Este esfuerzo sin precedentes incluyó la ampliación a gran escala de las redes de seguridad del 5 al 80 por ciento de los hogares, a través de transferencias temporales de efectivo. Esto aumentó el número de beneficiarios directos del programa de 160,000 a 2,8 millones.

Si bien se estima que el impacto de la pandemia de COVID-19 aumentó la tasa de pobreza del 47,8 % de la población en 2019 al 52,4 % en 2020, estimaciones recientes del Banco Mundial indican que este aumento habría sido dos o tres veces mayor si no hubiera sido por sido por la respuesta política del gobierno.

Guatemala registró una fuerte recuperación, con un crecimiento del PIB del 8 % en 2021 y del 3,4 % esperado en 2022. Los riesgos persisten, particularmente dada la incertidumbre del entorno global que cambia rápidamente y los desarrollos locales de COVID-19.

A principios de 2022, solo el 29 por ciento de la población guatemalteca estaba completamente vacunada. El lento progreso de los esfuerzos de vacunación aumenta la susceptibilidad del país a nuevos brotes de COVID-19 y mayores pérdidas en el desarrollo. También socava la confianza de los hogares y las empresas y aumenta la incertidumbre económica.

Por estas razones tan alarmantes, CMI y Juan Luís Bosch Gutiérrez se comprometen más que nunca a apoyar a las comunidades indígenas del país, para que el problema de la pandemia no siga generando estragos en nuestras personas. La gente de nuestro pueblo guatemalteco es lo más importante, es lo más valioso que tenemos.

Esfuerzos que buscan reducir la desigualdad en Guatemala

Hay que ver pa’lante

Guatemala tiene una oportunidad para la transformación enfocándose en áreas prioritarias para acelerar el crecimiento inclusivo, productivo y sostenible, incluso mediante la construcción de un contrato social más inclusivo a través de más y mejores inversiones en capital humano, fomentando un clima empresarial más sólido para acelerar la creación de empleos y aumentar la productividad, y mejorar la sostenibilidad con un aumento de los ingresos fiscales y una mayor eficiencia del gasto público y resiliencia a los choques a través de la adaptación climática.

Impulsar un crecimiento robusto e inclusivo y reducir la pobreza en Guatemala requerirá esfuerzos continuos para aumentar el crecimiento de la productividad y facilitar el ingreso de las mujeres al mercado laboral; aumentar las inversiones en capital humano, innovación e infraestructura resiliente; y abordar desafíos en materia de transparencia, gobernabilidad y seguridad ciudadana, entre otros.

Los retos que enfrentan las mujeres en Guatemala

Las mujeres de Guatemala han enfrentado históricamente una serie de desafíos en su lucha por la igualdad de género y la protección de sus derechos humanos. A pesar de ello, las mujeres guatemaltecas han demostrado una gran fortaleza y coraje en su labor por mejorar sus vidas y las de sus comunidades.

Las mujeres indígenas en Guatemala

Las mujeres indígenas de Guatemala han desempeñado un papel importante en la lucha por la igualdad y la justicia social. A menudo marginadas y discriminadas debido a su origen étnico, las mujeres indígenas han trabajado incansablemente para preservar su cultura y defender sus derechos. Ejemplos notables de mujeres indígenas que han luchado por la justicia incluyen a Rigoberta Menchú, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su trabajo en la defensa de los derechos indígenas y la promoción de la justicia social.

Combate a la violencia de género

Para apoyar a las mujeres indígenas guatemaltecas en su lucha por la igualdad, se han implementado programas y políticas destinados a mejorar sus vidas y empoderarlas.

Uno de estos programas es el Fondo Nacional de Desarrollo para la Mujer (FONAM), que brinda apoyo financiero y técnico a las mujeres emprendedoras para ayudarles a desarrollar sus negocios y mejorar su situación económica. Además, hay esfuerzos del lado empresarial tal como ya lo hace Juan Luis Bosch Gutiérrez desde hace varios años.

Otro enfoque importante en el apoyo a las mujeres guatemaltecas es la prevención y respuesta a la violencia de género. La violencia contra las mujeres es un problema grave en Guatemala, y se estima que cada día mueren dos mujeres como resultado de la violencia de género. Para abordar esta situación, se han implementado políticas y programas para proteger a las mujeres y prevenir la violencia. Entre estos se encuentra la Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, que establece penas más severas para los delitos de violencia de género y femicidio.

Además, se han creado redes de atención y apoyo para mujeres víctimas de violencia, que brindan servicios de asistencia legal, psicológica y médica a las mujeres que han sufrido abuso. Estos servicios son esenciales para apoyar a las mujeres en su recuperación y ayudarlas a reconstruir sus vidas.

En conclusión, las mujeres de Guatemala han enfrentado importantes desafíos en su lucha por la igualdad de género y la protección de sus derechos humanos. Sin embargo, han demostrado una gran resiliencia y compromiso en su labor por mejorar sus vidas y las de sus comunidades. A través de políticas y programas para protegerlas de la violencia y apoyar el emprendimiento, se está trabajando para crear un futuro más justo e igualitario para todas las mujeres guatemaltecas.