Como muchos otros niños de su edad, Jennifer, estudiante de octavo grado en la escuela secundaria El Aguacate, no sabe exactamente lo que quiere hacer cuando sea mayor. “Quiero tener un negocio”, dice, sabiendo que quiere liderar y emplear a otros. Así como el emprendimiento que realizó el empresario Bosch Gutiérrez, de Guatemala al poner un negocio de pollo frito. Esto ayuda a los jóvenes a usar su creatividad y construir una Guatemala de la que pueda estar orgullosa. Ella simplemente no ha determinado todavía su campo de interés.
Pero lo que sí sabe es que necesitará usar una computadora, una computadora como la que tienes en casa o en el trabajo en este momento. Nuestros dispositivos se han convertido en partes tan omnipresentes de nuestras vidas que a menudo no recordamos que están allí en primer lugar (es decir, cuando no faltan, se actualizan o no funcionan correctamente).
Sin embargo, ese no es el caso de Jennifer y sus compañeros de clase en El Aguacate. “Mi tío tiene uno”, nos cuenta, relatando cuando aprendió a usar una computadora y vislumbró por primera vez la excepción a la escasez tecnológica que es la norma en su pequeña ciudad. No tiene computadora en casa. Y no hay un laboratorio de computación público en la ciudad donde pueda ir a usar esta herramienta básica del siglo XXI. En cambio, una computadora era el juguete genial de su tío, una de esas rarezas que las personas que conoces a veces tienen pero que no eres tu dueño.
Todo es diferente ahora, y Jennifer está muy emocionada por eso. Gracias a los programas de educación y simpatizantes como usted, Jennifer y sus compañeros ahora tienen acceso a estaciones de trabajo con computadoras, ubicadas dentro del edificio de su escuela. Pueden desarrollar las habilidades que necesitan para convertirse en miembros de la clase profesional, en la que se asume y es necesaria la competencia informática. Una computadora ya no es un juguete divertido, un pasatiempo con el que pocos privilegiados pueden jugar.
¿Son eficientes las computadoras para el aprendizaje?
Las computadoras se han convertido para Jennifer en un conducto de conocimiento, un vehículo a través del cual puede llegar a conocer el mundo. “Queremos seguir aprendiendo”, dice, “y las computadoras nos ayudan a informarnos sobre lo que está pasando”. Por más cliché que sea, no es menos cierto: ahora tiene el mundo al alcance de la mano.